Esa noche había llegado cansado, pero al menos había algo de comer y vería el especial de Dave Matthews en la tele. A el le gustaba mucho ver conciertos de Dave Matthews, por las canciones que siempre lo emocionaban un poco, pero sobre todo por verlo al baterista con esa paz que emanan algunos negros al tocar.
No sabía lo que le esperaba, pero estaba ya relajado sobre el sofá tras las ricas milanesas que le había cocinado Gloria. Hacía ya dos años que vivían juntos y tres que salían. Podía decir, sin la mas mínima intención de exagerar, que era un hombre medianamente feliz. Tenía su trabajo, su auto casi nuevo, la ropa que le gustaba usar y una mujer que era una dulzura. ¿Que más? Ah si, la música, los conciertos y los especiales de HBO.
Esa noche era el turno de Dave Matthews y ese concierto tan famoso de Red Rocks. Lo increíble es que nunca lo había visto y ella tampoco, según le había dicho. Desde el inicio había improvisación, cambios de ritmo, sonidos únicos y versiones mejoradas que se hacían mas únicas en el marco natural en el que eran interpretadas por la banda.
Iba ya por la mitad, cuando ocurrió lo inesperado. Gloria había visto a Dave Matthews Band en vivo muchos veces (tal vez más que el), pero se la veía curiosamente bien contenta de poder al fin ver este concierto tan recordado por las fans de la banda. Todos decían en los foros en línea que este era probablemente una de las mejores interpretaciones del conjunto desde sus inicios.
Ya habían tocado “Rhyme & Reason", que era su favorita, cuando Gloria se levantó por un minuto para preparar un café cubano que a el tanto le gustaba. Entonces, justo cuando empezaban a tocar la intro de “#36”, las cámaras enfocan al publico y el pudo ver claramente lo que nunca había imaginado, ni quería ver. Allí mismo, delante de sus ojos, un colorado estaba abrazando a Gloria. Se la veía claramente a ella, con ocho años menos pero igual de linda. Se la notaba feliz, sin saber que las cámaras le apuntaban mientras el pelirrojo la abrazaba.
La toma duró un instante y en ese instante por su cabeza pasaron mil cosas. Pasaron los tres años de vida en pareja. Pasó el momento en que le propuso que se mudara con él. Pasaron las pocas peleas y la noche que ella se fue y volvió a las cinco borracha. Pasaron las charlas sobre los hijos y el aborto. También los cientos de horas que habían pasado besándose, las miles de veces que el sexo los mantuvo mas unidos de lo que ambos se sentían y las simulaciones que el amor le tiende a la pareja. Todo eso pasó en un instante, en ese flash que duró menos que el abrazo del pelirrojo.
Lo que le resultaba increíble es que Gloria hubiese visto ese mismo recital en persona. Ella había estado en Red Rocks, la noche en que Dave Matthews y su banda hicieron historia sobre ese escenario ubicado entre dos piedras enormes. ¿Pero porque ocultarle que había estado allí? ¿Para que simular ese entusiasmo por verlo? ¿Y porque inventar que “le habían dicho” que había estado increíble? Ella había estado en el Red Rocks hacía ocho años, junto al pelirrojo ese.
Estaba aún en pleno shock cuando Gloria volvió al living con las dos tazas de café. Que rico le salía, la verdad es que Gloria era una mujer increíble. Esto no lo dudaba. ¿Pero para que le había mentido en una pavada tan grande?
De seguro no había visto ese video, o lo había visto con el pelirrojo o con otro, levantándose al baño o a preparar el café de mitad de concierto para otro, justo en el preciso instante en el que la cámara inmortalizaba la felicidad de un rato en el abrazo de la rubia y el pelirrojo, que al que editó la cinta le habría parecido cute.
Cuando ella se sentó a su derecha, de inmediato se dio cuenta de que algo le pasaba. Entonces le preguntó.
—No, nada. Es este batero, como toca Carter… no se puede creer.
Era cierto, no se podía creer. ¿Para que le había ocultado semejante nimiedad, si ella en verdad había estado presente en el mítico Red Rocks?¿Hacía cuanto se había peleado con ese pelirrojo? Nunca le había mencionado a sus ex-novios y mucho menos el color de sus pelos. El sabía que su primer novio se había llamado Darin, por una carta que le había encontrado entre las cosas de la mudanza. Del lado de atrás se leía: Darin 1996.
El calculó que ella tendría dieciocho por ese entonces. En esa época el ya escuchaba a Dave Matthews y se ve que ella también. El tenía veintiuno y vivía en Tampa. Ella era de Massachusetts y tenía un novio que se llamaba Darin, con el que evidentemente había viajado a Colorado. Todo lo sabía por la carta que nunca leyó completa y por esta filmación del Red Rocks que estaban transmitiendo en el especial.
Era así. Que concierto increíble y como había tocado Carter, de primera como siempre. Ella le creyó que estaba absorto por la musicalidad de la DMB y, en especial de su baterista, que en verdad era increíble. El resto del concierto, el no pudo siquiera entender una sola de las canciones. Su cabeza se había paralizado en esa imagen del principio de #36.
No tenía, en verdad, nada que reprocharle, mas allá de la actuación y la mentira innecesaria. Pero ella podría escudarse en que lo había hecho para no hacerlo sufrir, no quitarle la ilusión de ver ese concierto juntos por primera vez, o algo así. Entonces el la hubiera entendido o, tal vez la hubiera mandado al diablo, que era lo que bien se merecía, diciéndole que el ya no era un niño, que mas lo hacía sufrir con sus mentiras y que la verdad nunca dolía.
Se equivocaba. La verdad si duele, siempre duele la verdad. Gloria había estado enamorada de Darin, que habría sido sin duda su soul mate, su media naranja, pero había muerto en ese horrible accidente o se había alistado en el ejército y no había vuelto a verlo. Pero ella, de esto estaba seguro, debía estar perdidamente enamorada del colorado. Sobre todo esto cavilaba entre los pausados sorbos del café que Gloria le había preparado con tanto cariño.
Para cuando regresaron a hacer el bis, la banda comenzó a interpretar el clásico “All Along The Watchtower", que a ella sin duda, le haría acordar aún mas al pelirrojo. Terminó el concierto con la energía a tope, la gente enloquecida. A continuación iban a dar una película vieja de Van Damme, que mierda.
Se fueron a dormir porque al día siguiente habría que trabajar. Estaban acostados ya en la cama. No hicieron el amor, ni siquiera lo intentaron. El ya no aguantaba más la pregunta. Quería saber, no porque le había ocultado algo tan trivial, ni si había estado enamorada o si en verdad había muerto. Ya no le importaba nada de eso.
Entonces le tiró la pregunta en la inmensa oscuridad del cuarto de ambos:
—Gloria… tu ex-novio, ese Darin. ¿Era pelirrojo?
—No, mi amor. ¿De donde sacas esas preguntas?
—No sé, una ocurrencia que tuve. Me pareció… nada.
Nunca supo si esta vez le había dicho la verdad o no. La realidad es que ya no era lo mismo. La verdad ya no significaba nada para el. Ya no podía confiar: estaba infectado.
Estuvieron juntos dos años mas. Y basta. Dave Matthews ya había desarmado su banda y se dedicaba a grabar su primer álbum como solista.